Es la época del año en que más se respira peruanidad por doquier, la ciudad de pronto cambia de su cotidiana fisonomía, las casas lucen en lo más alto de sus fachadas, la gloriosa roja y blanca y libremente flamea por la que significa identidad nacional. Por todos los medio los informativos hablados y escritos no faltan los saludos por la fecha tan importante para los peruanos y en el pecho se luce con orgullo la escarapela nacional. Todas las instituciones participan en los desfiles y las muestras de profundo patriotismo están a la orden del día. Esta el Perú de fiesta y hay que rendirle su homenaje que muy merecido lo tiene porque no hay patria como el Perú. El juramento de fidelidad a la tierra que nos vio nacer se debe renovar a cada instante y que sea julio el máximo de demostración de un patriotismo multitudinario.
La blanca y roja flamea con orgullo y humildad, y es que a sus hijos tiene este mes en sus corazones,