Estimados colegas, me tomo la libertad de publicar un mensaje de nuestro colega José Ramírez Carbonel,a decir verdad también noto cierta indiferencia entre nosotros mismos, espero que reflexionemos y encontremos la manera más frecuente e idónea de comunicarnos, un abrazo para todos. Félix Espinoza Bon.
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Date: Sat, 19 May 2012 14:13:21 -0700
From: inglescontable@yahoo.com.ar
Subject: Re: Nuestras pensiones
To: felix_eb@hotmail.com
Mira Félix, aunque no me cuentes nada, sólo saber que has recibido uno de mis tantos correos, ya s bastante. Me alegra mucho saber algo de alguien, máxime si es un amigo y colega de la Asociación de Pensionistas de la UNDAC. Pues nos encontramos muy dispersos nadie sabe nada de nadie. No nos comunicamos. Vivimos como muertos. Ya nadie hace nada ni por su propio pellejo(disculpa esta palabra casi indecente), pero es la verdad. A todos nuestros amigos docentes y no docentes, jubilados, obviamente, a los que tienen internet o visitan las cabinas, les escribo, nadie responde, salvo contadas excepciones. No me explica qué está pasando en el ánimo de mis amigos carrioninos. A todos los de la directiva les he enviado un montón de correos, desde Lima, desde Alemania, desde Buenos Aires, nadie me responde. O es que ya no tenemos directiva o la Asociación ha desaparecido. Los presidentes llamados a informar de todo lo que está pasando sobre, todo con nuestras pensiones, víveres, fonavi, homologación. Hay un silencio inexplicable y muy perjudicial. Nada informan de nuestros enfermos y ancianos Yo soy uno de ellos. Nadie pregunta por mi. De repetente ya he muerto y nadie sabe nada ni informa nada. Todos sabemos que el caso Luis Arellamp Serquén es emblemático. Murió y la UNDAC no le envíó ni una corona, desconozco si alguien fue a su entierro. Pero a su misa de mes, nadie concurrió. Es decir, los sentimientos por el próximo ya no laten en los pechos de nuestros asociados, menos de nuestros directivos. Todo lo que te comento, lo estoy viviendo antes de morir. Ingratos recurdos, no?. De muchas muertes de nuestros ex-compañeros de trabajo, me he enterado mucho tiempo después. Sólo nos congregamos para comer, primer en el Club Pasco, después en el Club Apurímac y cuando se reparten víveres en la oficina de coordinación. Nada más
Bueno, mi querido Félix. Recuerda que aunque no me cuentes nada, me colma de felicidad leer tus letras en tierra extranjera, por más bonita que sea esta hechicera ciudad capital de Buenos Aires.
Mis respetos por tu casa
Quedo atento a tus gratas noticias
Un fuerte abrazo
José Ramírez Carbonel
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