El ejercicio físico mejora la salud y la calidad de vida de los mayores e incrementa su nivel de independencia
La práctica reiterada de ejercicio físico es una de las terapias más importantes para retrasar el envejecimiento, según apuntaba Marcela González-Gross, profesora en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, en un simposio organizado por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) en el 2º Congreso Mundial de Nutrición y Salud Pública celebrado el año pasado en Oporto (Portugal).
Según esta especialista, "la actividad física tiene un impacto positivo en la prevención y tratamiento de enfermedades como la osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, obesidad, enfermedades cardiovasculares, y en el bienestar mental y en el apetito de las personas mayores". Una persona activa, además, tiene más fuerza, más flexibilidad y mejor coordinación que quienes no realizan ejercicio físico. En pocas palabras: están más en forma".
Ejercicio físico y bienestar psicológico
Son bien conocidos los beneficios que aporta la práctica aeróbica en todo el organismo: incrementa la elasticidad, la flexibilidad, la estabilidad postural y mejora el nivel de percepción. De este modo, previene las temidas caídas, fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea, así como la respuesta cardiovascular ante situaciones de estrés, además de aumentar la capacidad pulmonar. No obstante, estas mejoras van más allá de la parte física. La mayoría de los expertos en salud mental coinciden en que la práctica de cualquier tipo de actividad deportiva es uno de los tratamientos psicológicos más efectivos, tanto en términos de salud como en costes económicos. Los datos de los últimos estudios apuntan que las personas activas tienen un 40% menos de posibilidad de padecer síntomas depresivos, comparados con quienes tienen una forma de vida sedentaria. Incluso, se utiliza como parte del tratamiento.
A la vez, realizar deporte de forma habitual reduce la ansiedad y el estrés y sus consecuencias (irritabilidad y mal humor); incrementa la capacidad de saber plantear y afrontar metas realistas; mejora el aprendizaje, la concentración, la memoria y el estado de alerta; aumenta la autoestima (al mejorar la imagen corporal) y desarrolla el espíritu de superación; libera endorfinas que proporcionan sensación de placer y bienestar; brinda entretenimiento y diversión; y aporta herramientas para aprender a superar el fracaso.
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